Los baños de hielo están de moda: cada vez son más las personas que se aventuran en aguas heladas con temperaturas gélidas, ya sea en un lago, un río o su propia piscina. Los entusiastas de los baños helados confían en los múltiples beneficios que estos aportan a la salud: un sistema inmunitario fortalecido, una mejor circulación sanguínea y también un aumento en la quema de grasas.
Sin embargo, el efecto de refuerzo inmunitario todavía no se ha demostrado científicamente: si bien algunos estudios indican efectos positivos para la salud, no se puede descartar la influencia del efecto placebo. Además, sumergirse en un baño de hielo no es apto para todos: quienes padecen enfermedades deben consultar a un médico antes de exponerse al agua fría.
No obstante, si goza de buena salud y se adapta gradualmente al frío, la natación invernal puede convertirse en un desafío emocionante y una actividad recreativa con efectos positivos para la salud.