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Aprender a nadar jugando

Consejos de una deportista profesional

Cada vez son menos los niños que nadan bien, y sus carencias no se cubren con un par de cursillos

«Lo más importante es acostumbrarse al agua jugando», afirma la instructora deportiva y triatleta Rebekka Ott. «Y cuanto antes, mejor.»

Cuanto antes entren los niños en contacto con el agua, mejor. Rebekka Ott aboga por que los padres cambien de mentalidad: «No deberían preguntarse cuál es el mejor momento para hacer un curso de natación. Es mucho mejor que lleven a sus hijos a menudo a la piscina o la playa para enseñarles cuánto se pueden divertir en el agua.»

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Perder el miedo al agua jugando

Sin embargo, muchos padres no saben por dónde empezar. La entrenadora de natación facilita algunos consejos sencillos para conseguir que a los niños les guste el agua. «Lo mejor es acostumbrarlos al agua con juguetes que se pueden conseguir en muchas tiendas de deportes, grandes almacenes o Internet.» Por ejemplo, un juego de memoria impermeable que se pueda colocar en el fondo de una piscina poco profunda. Así los niños tendrán que sumergirse un poco para alcanzar las tarjetas con motivos divertidos. Otra opción es la pelota de agua salada, un juego que gusta mucho en los cursos de natación de Rebekka Ott: en este caso se deja escapar el aire de una pelota de agua y se llena con agua salada. «A los niños les encanta, porque la pelota se comporta de manera muy curiosa bajo el agua, y se puede driblar o pasar.»

Los juegos de cartas o las pizarras impermeables sobre las que se puede dibujar bajo el agua también son muy entretenidos. Los jugadores tienen que ir nadando hasta la pizarra, leer qué pone y regresar a nado.

Lo mejor es que los niños aprendan los movimientos de forma intuitiva

Para Rebekka Ott, lo más importante para aprender a nadar es divertirse. «Por eso no les digo a mis alumnos que se tiren al agua para llegar a la pelota, sino que la lanzo un poco lejos. Y los niños se las ingenian solos para llegar hasta ella.» La entusiasta triatleta insiste en que los más pequeños deben explorar el elemento líquido con mamá y papá con el mismo grado de intuición y diversión.

Las aletas son una buena ayuda

Cuando el niño ha aprendido a sumergirse y a mantenerse a flote haciendo el perrito, llegan los siguientes pasos: los movimientos de brazos y piernas. Para esto Rebekka Ott tiene un superconsejo: «A los aprendices siempre les doy aletas y una tabla de natación, y así realizan el movimiento de piernas de crol de manera intuitiva. Con las aletas se refuerzan aún más estos movimientos. Los niños disfrutan de esa sensación de velocidad y así quieren venir a la próxima clase de natación.»

Ganas de nadar con los sistemas de contracorriente de BINDER

Para pasarlo bien chapoteando, hay más cosas aparte de las aletas y las tablas. Los sistemas de contracorriente propulsados por turbina de BINDER consiguen que las clases de natación sean pura diversión, porque con su corriente única transforman la piscina en un pequeño paraíso en el agua. Y habituarse al agua resulta casi tan satisfactorio como unas vacaciones junto al mar. El mando a distancia o la app permiten regular fácilmente la fuerza de la corriente para adaptarla en todo momento a las preferencias de los más pequeños.

La experiencia en el agua es más importante que el estilo de natación

Un nadador seguro no es el que domina la técnica a la perfección. De lo que se trata en realidad es de moverse y jugar a menudo en el agua para ir acumulando experiencia.

Encontrará más consejos e información sobre el tema, p. ej., en la DLRG.

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