BINDER: Sr. Campagnolo, ¿cuál es la primera conducta peligrosa en la piscina que se le ocurre?
Daniel Campagnolo: Sin duda, todo un clásico: tirarse de cabeza desde el borde de la piscina. Si hay poca profundidad, hay que prohibírselo a los niños. El riesgo de lesión es demasiado alto.
BINDER: ¿Hay otras situaciones propensas a accidentes?
Daniel Campagnolo: Sí, p. ej., cuando los pequeños juegan o corren junto a la piscina, los toboganes o las escaleras. Pueden resbalarse y perder el equilibrio rápidamente. Unas sandalias cómodas y antideslizantes brindan cierta protección. Sin embargo, correr por baldosas húmedas es peligroso. Los padres deben recordárselo a los niños una y otra vez.
BINDER: Las imprudencias no solo derivan en caídas. A veces, también se dan problemas circulatorios, quemaduras solares e insolaciones. ¿Cómo se pueden evitar?
Daniel Campagnolo: Los problemas circulatorios nos los podemos ahorrar si nos duchamos antes de bañarnos en la piscina. O si entramos en el agua poco a poco. Además, como regla general, no hay que bañarse justo después de comer, sino esperar un rato. Frente a las quemaduras e insolaciones, también nos podemos proteger sin problema. Lo importante es aplicar cremas con alta protección solar a los pequeños. Y mejor aún es que lleven una camiseta de baño que los proteja de la radiación UV: la crema se debe aplicar de nuevo tras cada baño en la piscina, ya que el agua la elimina en parte y así disminuye su efectividad, lo que hace que sea una medida menos ecológica.
BINDER: ¿Y cómo impedimos que los niños sufran insolaciones cuando hace mucho calor?
Daniel Campagnolo: Lo más fácil es limitar la exposición al sol entre las 12 y 15 horas. El calor de mediodía se debe evitar por completo. A ser posible, los niños deberían llevar además la cabeza tapada y ponerse a la sombra de vez en cuando. Beber mucho es también importante.
BINDER: Muchas gracias por estos interesantes consejos, Sr. Campagnolo.